viernes, 9 de abril de 2010

Cuando los dulces nos atacan: Candyvore



Stop: Imagínense disfrutar u obtener placer físico del consumo de dulces y otras substancias azucaradas – suele desarrollarse en un consumo descontrolado. Placer físico que poco a poco llega a tal punto a devorarnos; a tal punto de ser devorados por un ataque dulzón. Play: Para su primera muestra individual, Abel Bentín presenta un grupo de obras realizadas en diferentes técnicas. Esculturas en bronce y resina, junto con dibujos en gran formato sobre papel forman parte de esta propuesta en la que el artista nos presenta el lado oscuro y perturbador de aquella comida que nos tienta y seduce. Rec: El piso como un tablero de ajedrez, la rechoncha refrigeradora, una enorme gelatina, propagandas de gaseosas y dulces de los años sesenta, los colores pastel envolviendo al espectador. Abel convierte la sala de proyectos de la galería Lucía de la Puente en una fuente de soda en clave retro donde celebrar nuestra culposa atracción por el azúcar y sus derivados. Bienvenidos al sugar attack

Lo dulce y lo perverso

Candyvore se presenta como una especie de diorama (una imagen, cuadro o transparencia) que nos muestra la escena final de un cuento de “advertencia”. Conocidos como “cautionary tales” (los famosísimos cuentos con moraleja), estos solían ser cuentos infantiles como los escritos por Charles Perrault en el siglo XVII. Estos “cuentos de hadas” estaban basados en historias folclóricas tradicionales y terminaban siempre con una moraleja cuya intención era formar moralmente a los niños de la época- recuerdan los casettes con estos cuentos “al escuchar al pajarito o campanita de vuelta a la pagina… tiitititit”.

La muestra nos presenta los hechos producidos dentro de una especie de banquete llamado “Candyvore’s”, tal como el cuento de Hansel y Gretel, el placer visual se asemeja al mismo placer al pasar la lengua por nuestros labios. La baba se va deslizando poco a poco. Nuestros estómagos resuenan y gimotean por probar un bocado artístico. Sin embargo, la exposición se vuelve poco a poco más creepy. Los dulces toman el control del lugar. Monstruosidades salvajes salen de las paredes, parecen haber cobrado vida de algún corto y video de Tim Burton. Tentáculos dulces nos atrapan y el piso nos marea, nos hace recordar que solo somos fichas en un tablero de ajedrez.

Son los niños los que se convierten entonces, durante una escena de pesadilla, en su propia fantasía; luego de consumir de forma desmedida los postres que les son ofrecidos, en un afán de llenar cada espacio de sus cuerpos con estos placeres, terminan siendo convertidos en el elemento de su propia obsesión.

Azucarada obsesión: Abel Bentín

“Es curioso. El azúcar no es natural en nuestra alimentación. El hombre no debería consumirla. Es algo que hemos inventado para conseguir placer. El azúcar está hecha para gustar. Ahora la consumimos con todo, en productos que no imaginamos”, explica Bentín, graduado en la Facultad de Artes de la Universidad Católica en el 2008 con el Premio Winternitz de Pintura.

“Me interesa mucho el tema de cómo desarrollamos culpas por las cosas que hacemos, impuestas a veces por fuerzas superiores a nosotros”

Las chambas de Abel demuestran trazos perfectos, seguros, casi se podría decir que Abel es un dibujante (muy fino), que utiliza el color.

Los temas que va usando para sus trabajos son sumamente light’s, cotidianos para el espectador. Sin embargo, son los acabados que generan una dulce obsesión por el trabajo del artista.

La mente de Abel está llena de objetos oscuros, juguetes tétricos para niños y pequeñas cosillas curiosas, que en sus viajes al subconsciente y en sus paseos por sus viseras y tripas recolecta pues le atraen interesante o diversión. Sobre todo juguetitos plásticos de figurillas, y es que Abel tiene un poco de niño travieso y perverso, lo notamos en sus chambas , y vuelvo a pensar que los artistas serán siempre jóvenes, porque no dejan morir esa esencia que llevan desde niños, creo que ese niño fue el observe al entrar a este viaje tan dulzón como perverso.




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