jueves, 11 de marzo de 2010

El arte translúcido de Mark Jenkins

Stop, corre la cinta: Se le hace llamar graffiti en 3D. Play, Jenkins nos presenta su arte literalmente transparente. Deja las latas de spray y se deja llevar por la cinta de embalaje (tipo la cinta de scoth – ¡sí, sí la del colegio!- pero mas ancha). Rec, coloca sus esculturas efímeras en diversos espacios públicos que nos obligan a ver la ciudad con otros ojos.

Patos que flotan en charcos, chupetes enormes que envuelven parquímetros, bebes equilibrándose en lo alto de un letrero, jirafas transparentes buscando algo que comer en su arbusto, cuerpos inconclusos o mutilados por una pared. Estos son algunos de los trabajos situados en la ciudad, en el asfalto, en la esquina de tu casa, cruzando la calle o quizás en tu propio jardín. “Quizás no soy un artista, soy una especie de psicólogo amateur que realiza un singular trabajo de campo. Los seres de tape son simplemente mi instrumental técnico.”

¡Deja de jugar con la Scoth, Jenkins!

Su arte empezó desde muy temprano, cuando cursaba el segundo grado de primaria: una mañana, aburrido, forro su lapicero con cinta adhesiva, luego hizo una incisión con tijera en la cinta y la separo. Se quedo estupefacto, tenia una replica exacta de su lapicero pero transparente. ¡Deja de jugar con la cinta joven Jenkins! Le debió haber dicho su profesor. Sin embargo, la vida da vueltas, veinte años después Mark viaja por los Andes en busca de adrenalina pero terminó trabajando como profesor de ingles en Rio de Janeiro. Era una tarde, aburrido en su departamento, en Río, esta vez el profesor era él. Así que decidió hacer una pequeña pelota para jugar. Vio entre sus adornos una bola de latón y recordó, con súbita claridad, aquel momento de su infancia. Envolvió la bola y se quedo maravillado con el resultado. Entonces decidió hacerlo con una taza, cucharas, mesas… etc. Meses mas tarde todo el departamento tenia una replica de cinta de embalaje, incluyendo por supuesto al mismo cuerpo del artista.

Yendo del living a la ciudad

“Decidí instalar mi primera escultura de mi mismo en un depósito de basura. Muy cerca de un colegio. Los niños observaban por la ventana, excitados y asombrados de ver un cuerpo en el basurero. Eso me incentivó aun mas.” Después de este suceso, Jenkins se levantaba todas las madrugadas y se infiltraba entre las calles, como un ilegal cruzando la frontera. Dejaba en cada esquina o en los parques sus esculturas. Y a la mañana, boom, miles de personas rodean parques, caminan y no dejan de observar. La mayoría de los transeúntes, paran y se quedan observando. El trabajo de Mark Jenkins simplemente desactiva el status zombi que solemos tener todos en la ciudad. Jenkins decide colocar sus chambas en un dialogo frontal con los monumentos y las esculturas convencionales y al hacerlo las rejuvenece. Creando una palpitación visual que corresponde a la gente que vive en la ciudad generando sorpresa y alarma a la vez.


La cinta que nos sobró:

Sus trabajos, lamentablemente, solo están en diversas ciudades de Estados Unidos y en Rio de Janeiro. Sin embargo para saber más sobre sus chambas pueden visitas su web: http://www.xmarkjenkinsx.com. Y si alguien se anima a crear sus propias esculturas con cinta adhesiva puede chequear este sitio en donde Jenkins revela su arte paso por paso: http://www.tapesculpture.org/.



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