miércoles, 10 de febrero de 2010

Unas “aguas” por el viejo infernal Lowry

Si los libros de Charles Bukowski los colocamos en los anaqueles del bar, entonces las obras de Malcolm Lowry las colocaríamos en alguna taberna o si es posible en alguna cava que tengamos en casa. De lo contrario, al dejarlo en la mesa de noche es sumamente peligroso pues uno no podrá resistir la tentación de abrirlo, olfatearlo y zampárselo de un tirón, cuando en realidad conviene beberlo- discúlpenme; leerlo -. Y finalmente acabara en un mareo de excitación, en el delirium tremens que Sabina nos canta con Paez, en aquel delirium literario.

Es así que nuestro compañero de bar Malcolm “el infernal”, es un escritor ingles que ha pasado a la historia por una obra maestra y una existencia signada por el demonio del alcohol. Su novela bajo el volcán (1947) no es solo una de las cimas del género sino uno de los testimonios humanos más desgarradores y conmovedores. Sin duda el alcohol fue el combustible esencial en su itinerario vital y artístico. Su dipsomanía creo un genio literario, una vocación llevada al extremo, de una obsesiva pasión por crear un universo de ficción que le permitió transformar a su implacable amo- el alcohol- en un instrumento de redención.

Nacido en 1909 en el seno de una familia de muy buena posición económica, ningún miembro de aquella tenía inclinación al alcohol. Obviamente conto con una solida educación y mal que bien logro culminar sus estudios secundarios pero no superiores. Decidió enrolarse–gracias a los oficios de su padre, quien en un exceso de buena voluntad le llevó en su Rolls Royce al puerto, procurándole así, sin proponérselo, la animadversión del resto de la tripulación– en un carguero con rumbo al extremo del Oriente. Fruto de aquella singladura, nacería 'Ultramarina', primera novela de Lowry, publicada en 1933. Novela que nos transmite la sentencia de su vida, una expedición al corazón de las tinieblas de la que no podría libarse jamás.



Y así es como pienso de mi mismo, como un gran explorador que ha descubierto una tierra extraordinaria de la que no puede regresar para dar su conocimiento al mundo: pero el nombre de esta tierra es infierno.”




Este es un cachito de la obra, Bajo el volcán, Lowry nos hace viajar a las profundidades del infierno. Es el descenso al Hades, un viaje casi Dantesco; que nos permite vislumbrar el paraíso antes de arrojarlo a los fuegos del abismo.

¿Puede alguien llegar a beber tanto?

La literatura así como el rock and roll ha estado plagada de alcohólicos y drogadictos; sin embargo, nadie parece haber bebido de manera tan compulsiva como Lowry. Quizás la única excepción fue su amigo de juventud y compañero de juerga Dylan Thomas, quien falleció luego de batir su propio record al consumir casi una treintena de whiskies- puros desde luego a lo ¡macho macho!- en una hora.

Desde luego para Lowry cualquier licor era bueno, ya sea escoses, ginebra, vino, cerveza, tequila o mezcal- ¡pásenle un pisco!- e incluso en situaciones desesperadas, loción para afeitar. La intoxicación y los delirium tremens lo llevaron continuamente a sanatorios y comisarias. Como resultado de sus provocativas saliditas a Lowry le tomo casi 10 años de escritura y cuatro versiones distintas para elaborar su novela densa, laboriosamente concebida, Bajo el volcán. Perdiendo miles de manuscritos de borrachera en borrachera. Así mismo como robos de sus novelas, por no haber colocado su firma- a lo mejor si hacemos una gira por sus bares favoritos encontremos algo jajá.

Lowry fallece a los 47 años, los mitos urbanos abunda como plagas, algunos dicen que se suicido. Lo cierto es que es que su muerte fue accidental. Existen sospechas de que ingiriera un coctel explosivo de ginebra con barbitúricos, pero la autopsia determino un final menos decoroso: se ahogo con su propio vomito-


Bonus track: Hendrix leía y admiraba mucho a Lowry; los dos mueren ahogados por el alcohol ¿coincidencia?




Salud por el ¿no?

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